CHARO LÓPEZ SE METE EN LA PIEL DE LA CELESTINA EN OJOS DE AGUA

A través de un intenso monólogo, la conocida alcahueta repasa los grandes temas de la obra original y recuerda, sobre todo, su propia libertad ganada a pulso. Es el crudo testimonio de una vida hecha a sí misma a pesar de las convenciones sociales, los prejuicios masculinos y las censuras morales y religiosas.

Tras los acontecimientos relatados por Fernando de Rojas en su obra inmortal, la mítica hechicera y alcahueta Celestina, tejedora de burlas y engaños, escondida en un monasterio, rompe su voto de silencio ante las monjas de clausura. Y durante un día repartido en tres estancias -el huerto, la cocina y el telar-, hilvana con humor y alegría recordados pasajes: los amores de Calisto y Melibea, los tejemanejes de los criados Sempronio y Pármeno, el deseo y la rebeldía de Elicia y Areúsa, el llanto de Pleberio… Y, sobre todo, su propia libertada ganada a pulso.

En esto consiste Ojos de agua, el espectáculo en el que la gran Charo López, figura indiscutible del teatro en español, da vida al mítico personaje, afrontando desde su notable trayectoria el reto que supone llevar a escena a Celestina a solas y sin artificio. En ello se une a dos miembros de la aclamada compañía Ron Lalá, como son el director Yayo Cáceres y el dramaturgo Álvaro Tato.

La obra ha sido creada a partir de diversos fragmentos de La Celestina y desarrolla los grandes temas del original que enlazan directamente con el tiempo actual, explorando un personaje tan fascinante como contradictorio, buscando sus secretos más profundos. Es un conjunto de carcajadas, complicidad y poesía, junto al testimonio divertido, crudo y caliente de una vida que se hace a sí misma a pesar de las convenciones sociales, los prejuicios masculinos y las censuras morales y religiosas.

El monólogo se adentra en temas como el tiempo gozado y perdido, el sexo como placer y como arma, y la belleza como regalo y condena; y la alegría de vivir, a pesar de todo. Celestina, poder femenino en la sombra y víctima de su propia astucia, lleva en sus ojos el precio de la belleza perdida, la independencia a dentelladas y la inteligencia oculta.

Con todos estos ingredientes, la conocida alcahueta hace que el espectador ría, llora, piense y sueñe, y cuestione sus propias convenciones. Porque Celestina es clásica, pero también actual, es la vieja que nos rejuvenece y es presente porque es libre.

Un equipo artístico a la altura de la obra abordada

Poco hay que no se haya dicho ya de Charo López. La incontable sucesión de éxitos y premios en teatro, cine y televisión, y décadas de brillante trayectoria sobre los escenarios de España y América, hablan por sí mismos de la protagonista de este Ojos de agua, que borda con su interpretación.

Por su parte, Yayo Cáceres y Álvaro Tato imprimen el sello que ha convertido a Ron Lalá en una compañía referente de la escena nacional. Y además, el espectáculo cuenta con el diseño de iluminación de Miguel Ángel Camacho, uno de los más reconocidos en España, y el diseño de vestuario de Tatiana de Sarabia.

El inconfundible estilo de la compañía se plasma, una vez más, en esta obra, como ya sucediese con espectáculos como Siglo de Oro, siglo de ahora o En un lugar del Quijote. Su propuesta, una combinación de música y textos originales con un lenguaje escénico propio. Y el conjunto, tanto la propia obra como la totalidad del equipo artístico, hacen que el espectador reviva la esencia de uno de los clásicos más actuales de nuestra cultura, como es La Celestina.